miércoles, 14 de marzo de 2012

Capítulo 6

Cuando Ariana y Samanta vieron quien estaba al otro lado de la puerta se miraron sorprendidas por tan extraña visita.  
-¡LUCY! –Gritaron las dos y se avalanzaron sobre ella a abrazarla
Lucía era una amiga de las dos chicas, pero hacía años que no la veían, porque estaba de intercambio aquí en Londres.
-¿Cómo supiste que estabamos aquí? –Preguntó Sam sorprendida.
-Mi madre me llamó el otro día y me dijo que estabais aquí por que vio a tu madre, Sam, y se lo dijo, y como esta es mi ultima semana, decidí venir a visitaros. –Aclaró Lucy a las chicas.
-¿Ya te vas? –Preguntó Ari.
-Sí, ya me voy, bueno, me voy la semana que viene, así que aún me tendréis por aquí dandoos la tabarra una semana entera. –Dijo entre risas Lucy.
-Nos alegramos mucho de verte, Lucy. –Dijo Sam dedicandole una sonrisa.
-Bueno, nos vemos otro día que ahora me tengo que ir a comprar un regalo de cumpleaños para un amigo. –Dijo Lucy.
-Si quieres vamos contigo, no tenemos nada mejor que hacer. –Dijo Sam.
-Bueno, si os apetece, así me ayudáis a decidir. –Dijo Lucy dedicandoles una sonrisa a las dos.
-Pasa un momento que cojemos las chaquetas y los bolsos. –Dijo Ari.
Sam y Ari subieron rápidamente a la habitación, y cojieron cada una su chaqueta y su bolso, se lo pusieron y bajaron.
-¿Vamos? –Dijo Sam
-Sí, por cierto, ¿cómo vamos a ir? –Dijo Ari.
-No os preocupéis, tengo coche, me saqué el carnet el año pasado, tenía mucho tiempo libre y pensé que sería lo mejor. –Dijo Lucía.
Salieron las tres de la casa, Ari tardó un poco más porque se quedó cerrando la casa con llave, pero en cuanto terminó las alcanzó con una pequeña carrera. Las tres chicas se montaron en el coche, y fueron rumbo a el mercado de Candem, una vez allí Ariana y Samanta se quedaron boquiabiertas, aquello era tan inmeso, y había tantos puestos, y tantas tiendas, dudaban mucho que les diera tiempo a verlo todo. Era un mercado de lo más peculiar, allí podías encontrar todo lo que buscaras, desde comida, hasta ropa, complementos, e incluso cosas para la casa.
-Cerrad la boca que os entran bichos. –Dijo Lucía al ver las caras que se les habían quedado a las dos.
-Es gigantesco. –Dijo Ariana quedandose alucinada.
Comenzaron a caminar adentrandose en el mercado mientras hablaban de como les iba la vida, de que habían hecho estos tres años que no se habían visto, de por qué habían ido allí y cosas así.
 Al cabo de 2 horas ya salían de allí, Lucía le había comprado un conjunto de ropa muy bonito a su amiga, y Ari y Sam no compraron nada, porque tenían el dinero justo para comprar comida y poco más. De todas maneras Sam y Ari iban a volver a ir cuando tubieran más dinero para comprarse alguna que otra cosita que habían visto, no muy caras, y que les habían gustado.
-¿Cenamos en algún sitio? –Dijo Lucy
-Vale. –Respondió Ariana
-¿Pero dónde? –Preguntó Sam
-Conozco varios sitios buenos y no muy caros. –Dijo Lucy.
-Vale, guianos. –Dijo Samanta.
Llegaron a un restaurante que había cerca de el mercado, estubieron cenando y intercambiaron, historias y risas de todo lo que les había pasado a lo largo de estos tres años que no se habían visto, ya que les habían pasado tantas cosas que no habían terminado de contarlas en toda la tarde.
Ya eran como las once de la noche cuando terminaron de cenar, salían de la puerta del restaurante, y se dirigian hacia el coche.
-¡Qué frío hace! –Dijo Ariana quejandose mientras se frotaba los brazos con sus manos.
-Aquí es que por las noches refresca mucho. –Dijo Lucy.
-No, si ya lo sabemos, ayer fuimos a dar un paseo con unos amigos, y casi nos hacemos cubitos de hielo en medio de la calle. –Dijo Samanta entre risas.
-¿Acabáis de llegar y ya tenéis amigos? ¡Qué calidad las españolitas! -Dijo Lucía bromeando.
-Haber que te creías tú. –Dijo Ariana mientras reía.
No le habían dicho nada de que conocían a los chicos de one direction, y que esos amigos eran ellos, sabían que los chicos querían discrepción, y que no fueran contando por ahí que los conocían. Así que se callaron, y no dijeron nada sobre ellos.
Al cabo de unos diez minutos aproximadamente llegaron a casa.
-Adiós Lucy, ya te llamamos y quedamos otro día a lo largo de esta semana. –Dijo Samanta mientras se despedía de ella con dos besos en la mejilla y un fuerte abrazo.
-Sí, ya te llamamos, y si ves que nosotras no lo hacemos, hazlo tú. –Dijo Ari despidiendose de la misma forma que su amiga.
Entraron en casa y subieron las escaleras, se estaban poniendo el pijama.
-Tengo ganas de tomame un vaso de leche. –Dijo Sam
-Ve a la cocina y tomatelo. –Dijo Ariana
-Sí, a eso voy. –Dijo Sam mientras salía por la puerta de la habitación y se dirigia hacia las escaleras.
Samanta iba bajando las escaleras despacio, y llegó abajo donde se puso a rebuscar en la nevera haber si había leche, pero no la encontraba.
-¿¡ARI Y LA LECHE!? –Gritó desde la cocina.
-¡EN LA NEVERA!
- NO EN LA NERVERA NO ESTÁ
-¿CÓMO QUE NO? –Dijo mientras bajaba las escaleras, hasta llegar a la cocina.
-Como que no, miralo tu misma si no me crees.
-Pues yo juraría que la compré.
-Pues jurarías mal.
-Sí, parece que sí.
-Tío, Ariana, para una cosa que tienes que hacer y la haces mal. –Dijo Sam con tono de enfadada.
-Bueno, tampoco te enfades, que es solo leche.
-Sí, ahora es solo leche, pero ¿y si otro día es una cosa mucho más importante? –Dijo con su tono de enfado.
-Si es una cosa importante nunca se me olvidará. –Le aclaró Ariana a Sam.
-Sí, eso dices ahora, pero sabes que sí que se te olvidaría, siempre estás en tus mundos de yupi, y se te olvida todo siempre, ¡VUELVE A LA TIERRA ARIANA! –Dijo Sam cada vez más enfadada y poniendo a Ariana de los nervios.
-Pero ahora que dices, tan peliculera como siempre, claro, como tú eres doña perfecta. –Dijo Ari cada vez más enfadada.
-No, es que tienes que madurar ya, tienes que comprender que ahora estamos solas, sin padres, y no vas a tener a tu madre detrás para que te valla diciendo que tienes que ir haciendo, y vamos a estar tres años así y me niego a que esto empiece así, porque si empezamos con que nos falta leche, haber como terminamos, ¡Ariana madura de una vez! –Dijo Sam mientras se iba enfadada a el cuarto.
-Qué si que lo que tu digas, pero tu tienes que empezar a pensar en no tomarte las cosas tan a pecho doña perfecta. –Dijo Ariana mientras andaba hacia el sofá.
Ari se sentó en el sofá durante un buen rato, para que cuando subiera a dormir Sam ya estubiera durmiendo, no le apetecía nada seguir discutiendo con ella, era lo más insoportable del mundo cuando se ponía así, vale que Ari era de lo más despreocupado del mundo, pero bueno, tampoco tenía que ponerse así, era leche, pero bueno, Ari pensó en como arreglar esa discusión, y cuando se fue a la cama le estubo dando vueltas y más vueltas y al final supo que hacer para que le perdonara.
A las 8 y media de la mañana Ariana se levantó de la cama, se vistió rápidamente y se fue hacia el supermercado, allí compró leche, 2 bricks, cuando llegó a casa, comprobó que Sam siguiera durmiendo, y sí, seguia durmiendo, se fue hacia la cocina y sacó un vaso, y abrió un brick de leche, vertió la leche en el vaso con cuidado, y subió hacia la habitación con el vaso en la mano, despertó a Sam mientras pronunciaba estas palabras.
-Sam, me perdonas. –Dijo con un tono de buena persona, y cojiendo el vaso de leche que tenía entre las manos y acercandoselo a Sam.
-Claro tonta. –Dijo Sam con voz de dormida. –También me pasé yo ayer un poquito.
Se bebieron entre las dos ese vaso de leche, y seguidamente en cuanto terminaron ese vaso de leche comenzaron a reirse las dos, y ha hacer las tontas como de costumbre, pero derrepente el ruido del movil de Ari las interrumpió. Era Harry, ¿Qué querría a las nueve y media de la mañana?

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